sábado, 6 de junio de 2015

Más pruebas que cargos



Trabajo realizado para la materia Lenguaje Periodístico  2, de la carrera de Periodismo en Trenque Lauquen. 

La consigna era realizar una nota de opinión sobre el libro que escribió Rodolfo Walsh, Operación Masacre, luego de haberlo leído. Para realizar la nota, los requisitos eran: La nota de opinión, que fuese realizada en aquel contexto, en aquellos años. Defender la postura de Walsh, que considera que fue una masacre. Se podía utilizar, del libro, la parte en donde se encuentra la evidencia. 

Nota de Opinión sobre Operación Masacre. 

Más pruebas que cargos 

Lo sucedido el pasado 9 de junio en los basurales de José León Suárez, llevado adelante por el Jefe de la Policía Bonaerense, Teniente Coronel, Desiderio Fernández Suárez, quién le ordenó a Rodolfo Rodríguez Moreno, Jefe de la seccional San Martín, que ejecute a los detenidos, fue lisa y llanamente una masacre. 
La Revolución Libertadora, al mando de Aramburu-Presidente- y Rojas-Vice- venía de destituir a Perón e imaginaban, que lo que iba a ocurrir esa noche del 9 de junio era un contragolpe peronista. Lo fue, pero fracasó. La sublevación duró menos de 12 horas. Pero hay algo que no pudieron comprobar: que esas personas arrestadas, fueran a participar en esos actos. 

Usted se preguntará, ¿Por qué masacre? Masacre, en primer lugar, porque quienes se encontraban en el departamento del fondo: Nicolás Carranza; Francisco Garibotti; Don Horacio Di Chiano –dueño del departamento-; Lito Giunta; Rogelio Díaz; Mario Brión; Carlos Lizaso; Norberto Gavino; Juan Carlos Livraga; Vicente Damián Rodríguez; un tal Marcelo (se hizo presente en varias oportunidades y luego se fue antes de que llegase la policía) y Juan Carlos Torres –inquilino, al llegar la policía y ser arrestados, se encontraban desarmados-. Tal es así, que el Jefe de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, no ha encontrado hasta ahora y, por ende, no ha podido demostrar, que esas personas estuvieran armadas, como lo menciona Fernández Suárez en sus declaraciones ante la justicia. 
Sumado a esto, en declaraciones siguientes ante la justicia, Fernández Suárez, agrega: “ésta gente-por los arrestados- estaba por participar en esos actos”. Estaba, soltó el Teniente Coronel. No lo habían hecho al momento de ser arrestados y si es que en algún momento lo iban a hacer. 

Masacre, en segundo y último lugar, porque es aquí, el punto más importante: la Ley Marcial.  Esta ley, le otorga a las fuerzas armadas o a la policía, facultades extraordinarias en cuanto a la administración de justicia y resguardo del orden público. Su objetivo es preservar el orden durante una emergencia. En el departamento del fondo, a las 23, al momento de ser arrestados, solo escuchaban una pelea de box por Radio. No había peligro alguno y la Ley Marcial, no había sido promulgada. 
Siendo las 24 horas del 9 de junio, la mencionada Ley, aún seguía sin sancionarse en ningún punto del territorio nacional y, peor aún, ya era aplicada en algunos puntos del mismo. A las 00.32, por Radio del Estado, se interrumpe la música que estaban pasando y anuncian, por Cadena Nacional, la Ley Marcial en todo el territorio nacional. Una hora y media después, de que fueran arrestados por la policía. 
Los apresados: Carranza; Garibotti; Di Chiano, Giunta; Díaz; Brión; Lizaso; Gavino; Livraga; Rodríguez y Torres, fueron fusilados en la madrugada del 10 de junio, en los basurales de José León Suárez, bajó una orden que recibió Rodríguez Moreno por parte de Fernández Suárez. Cinco de ellos, murieron. Siete lograron sobrevivir. Como el caso de Livraga; quien al denunciar logró que se conocieran muchos entramados de esa noche. Tras las declaraciones de Fernández Suárez, se comprobó que esos hombres, no habían participado del motín y tampoco, habían ofrecido resistencia al momento de ser reducidos. 

Por estas principales razones, sostengo que lo ocurrido esa noche y, pasada la madrugada, fue lisa y llanamente una masacre. “Aquí hay más cargos que pruebas”, dijo ante la justicia, el Teniente Coronel, Desiderio Fernández Suárez. Para quien esto escribe, aquí, hay más pruebas que cargos.

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